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11 de abril de 2016

España rota. El triunfo de los mediocres.


Estoy haciendo una reflexión tras ver un documental sobre los Guerreros de Xian (Guerreros de Terracota de China). En ese documental (de National Geographic) uno de los grandes comerciantes chinos que vende réplicas de los guerreros de todos los tamaños a todo el mundo, se muestra orgulloso de hacer ventas internacionales a "países como Estados Unidos, Japón, Alemania, Francia o Italia"; y lo dice en ese orden.

El caso es que nadie siente nada por hacer nada con España y cuando tratan de elogiar nuestra cultura, mezclan la Semana Santa sevillana con las Fallas de Valencia. Sin embargo España aporta muchísimo al planeta, con pensadores, científicos, artistas o voluntarios, entre otros muchos, que enriquecen la cultura de todos, realizan importantes descubrimientos o se juegan la vida a diario sin esperar nada a cambio.

Seremos porcentualmente importantes en la Unión Europea, pero no somos nada relevantes y la culpa es nuestra. El sentimiento de patria hace muchísimo que desapareció. La bandera del país se interpreta como una inclinación política y ser oriundo de tal sitio te convierte automática y equivocadamente en mejor que el serlo de cualquier otro.

Estoy de acuerdo con lo que se dijo en la presentación de la novela de mi querido Antonio Gómez Rufo y voy a acompañarle a demandar a Fernando VII por considerarlo el responsable de crear esta España dual y enfrentada, que se esfuerza en subestimar el conjunto en pos de intereses locales o personales.

Estamos viviendo un espectáculo de incapacidad generalizada. Los comicios del pasado diciembre lo único que demuestran es que España importa un bledo, que somos incapaces de ponernos de acuerdo ni para hacer bocadillos, que es más importante recitar un padre nuestro blasfemo o arrinconar tradiciones, que buscar soluciones. Que no importa que no se creen 20.000 nuevos puestos de trabajo, porque las minorías deciden por todos. Hay muchos ejemplos en los últimos meses que me ponen los pelos de punta al ver el esnobismo y banalidad con que se trata lo importante.

Nunca seremos relevantes y lo malo es que algunos están convencidos que hacer porciones es la solución para que cada porción importe más. Hace casi 40 años, gente tan dispar como Carrillo o Fraga fueron capaces de ponerse de acuerdo, aunque cometieran errores, pero ahora, por cojones, no se pone nadie de acuerdo. Es un espectáculo lamentable que, salvo sorpresas, nos va a costar otros 140 millones de euros mientras hay gente buscando comida en la basura.

Hace poco vi un tuit que me pareció brillante: "Los jóvenes que de verdad quieren el cambio, están estudiando, en lugar de hacer campaña política a ver que les cae."

Los partidos políticos todos, deberían estar cerrados por reforma y recomponerse eliminando de raíz a esa casta que "está convencida de estar por encima de los demás". Se debería crear una especie de "Asuntos Internos" de la clase política, impedir que sean ellos los que se pongan el sueldo y se concedan privilegios y que se enteren de una vez por todas de que trabajan para nosotros y no al revés.

Nos queremos mirar en el espejo de Italia por el hecho de ser latinos, pero en Italia, y he vivido allí, saben gobernarse solos. Nosotros somos más a la griega. Preferimos no pagar impuestos, engañar al fisco todo lo posible y que nos paguen un buen sueldo, a ser posible sin tener que trabajar, pero también es aparentemente lógico cuando el ejemplo que nos dan los gobernantes de llevarse la pasta en carretillas, está a la orden del día, algo que lleva ocurriendo desde hace décadas, sino más.

Veremos cómo evoluciona todo esto. Para mi gusto, la cosa pinta mal porque tras una crisis de tan larga duración se han cargado nuestra esencia. Esa gente que disfruta de la calle. Esa gente de cañas y tapas que está en peligro de extinción porque nos han robado la alegría, lo que me hace concluir que no estoy seguro de que España vuelva a ser lo que era nunca más.

Actualización 12-04-2017


Lo que dije pasó. Hubo unas segundas elecciones. Nos gastamos los 140 millones de euros en eso, mientras la gente sigue buscando comida en la basura. Ahora tenemos un gobierno en minoría que está en manos de los ímpetus y visceralidades de los otros que, como no podía ser de otra manera en España, siempre estarán protagonizados por sus propios intereses y no por los nuestros. A lo mejor, como es una minoría, está mejor respaldado... Como aquí se gobierna para las minorías... ¡Me parto!

No sé cuánto durará esta legislatura, aunque tengo claro que no llegará a los cuatro años reglamentarios. De todas formas da igual. Da lo mismo quién esté al frente ya que ninguno supera el muy deficiente como nota media. Seguiremos en un entorno mediocre, y uso el adjetivo mediocre para referirme a lo malo, con políticos mediocres que hacen de España un sitio mediocre, troceado en cachos más mediocres que hacen que ser español no sea igual en una provincia que en otra.

Hace poco vi un documental: "La Máquina de la Deuda", que te recomiendo, no porque cuente cosas que no sabía, sino porque deja entrever soluciones que yo he comentado en mis círculos y con las que estoy de acuerdo. Me gustará escribir sobre este tema del Poder Financiero y la deuda, pero lo haré en otro post. El caso es que lo menciono porque en él se hace referencia a un hecho que es irreprochablemente un chollo: Los grandes bancos pueden arriesgar lo que quieran porque, si les sale mal, ya está el gobierno con sus contribuyentes para rescatarlo. Los mismos contribuyentes que pagan el sueldo a los mediocres aunque ellos mismos no tengan para comer. No me extraña que se pongan esos sueldos vitalicios y se atribuyan privilegios extraordinarios. Nadie se queja y ellos se llenan los bolsillos de un dinero que, a fin de cuentas, hace daño a muchas personas de la sociedad, pero se ve que no le importa a nadie.

En fin, que el tiempo pasa y no cambia nada. El triunfo de los mediocres es un hecho consumado y mientras la sociedad siga premiando la mediocridad, nada cambiará.

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