Recuerdo que de pequeño mi abuelo me llevaba de paseo por sitios especiales de Valencia. Mis padre y yo ya no vivíamos allí y cada viaje para ver a la familia se convertía en algo extraordinario. La relación abuelo-nieto era muy intensa. Él no había tenido hijos varones y, al ser yo el mayor de su hija mayor, me medio adoptó.
Me viene a la memoria que prefería que le llamara tío para aparentar menos años pero creo que eso nunca sucedió. Era mi abuelo y no iba a llamarlo de otra forma.