Confusión

Telas y amuletos que no encajan

Hoy es 12 de octubre. Día de celebración que ha pasado de ser el "Día de la Raza" a la "Fiesta Nacional de España", pasando por la "Fiesta de la Hispanidad" y no tengo muy claro qué es lo que se celebra, porque me da la sensación que es como una especie de "te voy a restregar el 12 de octubre por toda la cara".

Personalmente lo de los desfiles militares siempre me ha parecido una solemne tontería. En los tiempos de "a ver quien la tiene más grande" los alardes eran constantes y una pérdida de tiempo y dinero. Hoy en día todavía me parece peor. Lo digo aquí y en Corea, que el desfile de las antorchas del otro día, me ha parecido alucinante en un país donde la gente se muere de hambre y la libertad no aparece ni en el diccionario.

Pero no estoy confundido por eso. Me parece un privilegio ser español, pero no antepongo ese hecho a nada. También soy valenciano y adoro mi tierra, pero serlo no va por delante de ninguna otra cosa. En lo que a España se refiere hemos conseguido convertir la riqueza de la diversidad en lo oscuro de las diferencias. Hemos consentido que la política esté por delante de la propia vida y que la circunstancia accidental de haber nacido o vivir en tal sitio, te convierta sistemáticamente en alguien mejor que otro. Hemos consentido que la discriminación, la exclusión y el racismo tácito sean el pan nuestro de cada día. Que la insolidaridad y la intolerancia se justifiquen por ser oriundo de tal provincia y que un ambiente de rencores y resentimientos basados en mentiras se hayan convertido en una filosofía de vida, sin que nadie apunte a pretender siquiera poner soluciones al respecto. Es mucho más rentable para la clase política (en términos de poder y dinero) mantener a una población, confundida y engañada, al borde del colapso, que luchar para las cosas funcionen como una en lugar de como 17 mal avenidas.

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Estoy confundido porque no entiendo el despilfarro de una Fiesta Nacional en la que haya que gastar cientos de miles o millones de euros en un desfile al que se disfraza de unidad, cuando en la esquina de mi calle hay tres tipos diferentes de personas mendigando por un trozo de pan en menos de 20 metros, donde el porcentaje de personas que no llegan a final de mes es alucinante, donde ahorra menos del 10% de la gente y donde la tasa de suicidios por desesperación económica no hace más que crecer, sin que nadie diga casi nada.

Valoro en su justa medida la labor del ejército, las múltiples policías y la Guardia Civil, pero creo que un sencillo homenaje es suficiente. Un homenaje donde se dé valor a ese buen trabajo, muchas veces infravalorado, y se celebre una españolidad sin reproches, sin tratar de anteponer ideas y sin forzar. Una fiesta es un acto de alegría donde no se mira a nadie por encima del hombro. Convertir una fiesta en algo arrojadizo no es lo correcto.

Estoy confundido porque hemos creado una economía de mercado basada en la deuda, donde hay que rescatar a los bancos mediante el sacrificio personal de la población, para que esos bancos sigan comportándose como lo que son: los desalmados habitantes de una dimensión superior. ¿No sería lógico que los bancos fueran un servicio social? Ya que estamos obligados a utilizarlos porque la propia economía así lo exige, ¿no sería un ejercicio de solidaridad anteponer las necesidades de todos al beneficio de unos pocos? Me confunde que cuando los necesites te den la espalda, te quiten tu casa o te cobren intereses y comisiones que ni Molière imaginó al escribir "El Avaro".

Estoy confundido porque vivimos en un planeta en que hay que combatir epidemias de obesidad y hambruna simultáneamente, donde se demoniza al exiliado que tiene que dejar su vida atrás para que no lo maten por haber nacido en tal sito o profesar una determinada religión y, en lugar de que el planeta se vuelque en terminar con la opresión y la injusticia, se dedique, en el mejor de los casos, a organizar cuotas de personas que pueden entrar en un país, cuando no a expulsarlas sin miramientos. Hemos llegado al punto en que la humanidad se ha perdido por completo. Y humanidad somos todos, pero también es la sensibilidad, compasión de las desgracias de nuestros semejantes. Vamos por el buen camino para acabar definitivamente con las dos.

Edmund Burke dijo que "Para que triunfe el mal, sólo es necesario que los buenos no hagan nada." Estoy completamente de acuerdo. Llevo mucho tiempo diciendo que la gente somos como Homer Simpson, que lo único que necesita para vivir es su sofá, su tele y su cerveza. ¡Qué no le toquen lo suyo!

¡Qué no me toquen lo mío!

Y eso es lo malo. Hemos llegado a un punto de resignación en que vemos que la política y la economía son planos de existencia inalcanzables contra los que no se puede luchar, así que nadie hace nada y ese falso "poder establecido" seguirá siendo el que controle la situación y a las personas con más mentiras, engaños y poniendo una venda en los ojos de todos para que sigamos sin entender que el verdadero control debería ser nuestro si supiésemos organizarnos en lugar de tirarnos los trastos a la cabeza, que nos mantiene entretenidos, mientras ELLOS siguen disfrutando de lo que es de TODOS.

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