La verdad es que llevo mucho reflexionando. Tanto como cinco de los siete años y pico que dura la crisis. Sigo viendo lo mismo. Gente que se cree superior intentando atornillarse a su silla (a su sueldo y sus privilegios) con populismos y frases grandilocuentes.
Una campaña electoral en la que, como hay nuevos y son novatos, tienen el campo abierto para, no solo decir lo malos que son los de siempre, los de enfrente, sino también acometer contra los nuevos, que dicho sea de paso tampoco aportan nada nuevo. Si acaso ideas del siglo XIX o anteriores que ya fracasaron en su momento.
Nadie habla de lo mal que está la situación en realidad. Nadie habla de las colas para comer o de la gente que rebusca en los cubos de la basura para llevar algo caducado a casa y que sus hijos coman. Nadie habla de que el consumo ha muerto y que van a hacer falta varios años más de "crecimiento" para que los que lo estamos pasando mal, veamos algún cambio a mejor. Ninguno de todos ellos habla más de lo buenos que son, lo bien que lo hacen, lo malos que son los otros y los peligros que tienen las aventuras.
Ya escribí hace tiempo algo, comparando la política con la publicidad y las cosas no han cambiado. Mismos argumentos, mismas meteduras de miedo y las mismas caras para seguir en la misma situación.
Mi padre decía que la democracia era el menor de los males. Él ya se ha librado de soportar las mismas monsergas y espero que nosotros no tengamos que vivir algo peor porque, madre mía, ¿cómo sería?
Se me ha ocurrido hacer un pequeño programa de ocho puntos de los que nadie habla y que, si alguien lo hiciera, por lo menos me daría la esperanza de que, por fin, alguien piensa en España como algo único, aprovechable, diferente, variado y con muchísimas posibilidades. No significa que sea bueno ni malo. Solo he puesto cosas que pienso que deberían plantearse.
Se termina la campaña y solo han hablado de lo de lo siempre:
¡NO ME DEJEN SIN MI ASIENTO QUE NO SÉ HACER NADA MÁS!
¡A reflexionar!
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